Pamukkale ¿ilusión óptica o realidad?
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¿Alguna vez pensaste que la naturaleza podría crear algo así? Pamukkale, en español “castillo de algodón”, es uno de los paisajes naturales más fascinante del mundo. Hoy te contamos un poco más sobre este destino escondido. |
¿QUÉ ES?
Es la forma escalonada de sus terrazas lo que le da apariencia de castillo totalmente blanco. Se trata de una extraña formación geológica repleta de aguas termales en cada uno de sus escalones, producto de movimientos tectónicos y terremotos. Además de material radioactivo, tienen alto contenido de bicarbonato y calcio.Este fenómeno forma capas blancas de piedra caliza y travertino que bajan en forma de cascada por las laderas, creando un paisaje similar al de una catarata, pero congelada. |
LA CIUDAD CONGELADA
La UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad a Pamukkale, junto con Hierápolis, una antigua ciudad helenística convertida en ruinas por un terremoto que la azotó en 1354. Víctima de movimientos tectónicos anteriores, fue reconstruida con características de la arquitectura romana, lo que la convirtió en el centro de descanso veraniego de los nobles. |
Es conocida como la Ciudad Santa por la cantidad de templos y santuarios cristianos que la componían. Fue un importante centro de intercambio y comercio por estar ubicada en una zona donde convergen varias regiones. |
Hierápolis está atravesada de norte a sur por un boulevard de un kilómetro. En uno de sus extremos se encuentran numerosas tumbas que constituyen la necrópolis más grande de Asia. Los edificios públicos y las gigantescas puertas se ubicaban alrededor de la calle principal. La muralla que protegía esta ciudad bizantina contenía 24 torres, dos puertas principales y dos aberturas que marcaban los accesos. |
¿QUÉ HACER?
Dentro del predio se encuentran gigantescos monumentos y sitios interesantes para visitar, como el Templo de Apolo, imponente por sus grandes bloques de piedra. Cercano a éste se encuentra la cueva de Plutón o Plutonio.La gran actividad volcánica subterránea produjo que se filtrara dióxido de carbono en una cueva de Hierápolis a la que se llamó cueva de Plutón. Todas las personas que entraban allí morían y se pensaba que era obra de Plutón, dios de los infiernos, quien enviaba ese gas. |
El teatro, con capacidad para más de 15.000 espectadores, contaba con grandes puertas y representaciones, de las que sólo quedan sus ruinas.
Felipe, uno de los doce apóstoles tiene su monumento y también su tumba entre los restos de la Iglesia de tres naves, lo que consagró a Hierápolis como una ciudad eclesial. |